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Escándalo

Escándalo del fentanilo: el juez que investiga es hermano del ministro de Salud bonaerense y crecen los pedidos para que se excuse

El caso del fentanilo adulterado ya se convirtió en un terremoto político. Lo que comenzó con muertes en hospitales de Buenos Aires y Santa Fe por ampollas presuntamente contaminadas, ahora escaló al Congreso y golpea de lleno a la Justicia.

19 de Agosto de 2025

Entre muertos, medicamentos adulterados y funcionarios en la mira, ahora la Justicia también está salpicada: el juez federal Ernesto Kreplak, que investiga el caso, es hermano del ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, quien sería uno de los responsables de comprar los fármacos contaminados.

El caso del fentanilo adulterado ya se convirtió en un terremoto político. Lo que comenzó con muertes en hospitales de Buenos Aires y Santa Fe por ampollas presuntamente contaminadas, ahora escaló al Congreso y golpea de lleno a la Justicia.

La diputada Silvana Giudici, del PRO y muy cercana a Patricia Bullrich, pidió una comisión investigadora para esclarecer responsabilidades. Pero desde La Libertad Avanza se bajaron del barco: temen que la investigación salpique al ministro de Salud nacional, Mario Lugones, e incluso a la propia Bullrich, que empujó su designación.

Pero el dato que más revuelo generó en las últimas horas es otro: el juez federal a cargo del expediente, Ernesto Kreplak, es hermano del ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak. Sí, el mismo ministerio que adquiría los fármacos hoy bajo la lupa judicial.

En redes sociales se multiplicaron las críticas, con una consigna clara: “¡Que se excuse ya!”. Varios referentes opositores y especialistas en derecho pidieron que la causa sea enviada a Comodoro Py, lejos de cualquier sospecha de parcialidad.

Todos se tiran la pelota

Mientras tanto, nadie quiere hacerse cargo: el Gobierno nacional guarda silencio, la Provincia apunta a los laboratorios, y la oposición exige explicaciones. Entre muertos, proveedores sospechosos, jueces con vínculos familiares directos con los investigados, y dirigentes que se acusan mutuamente, el caso del fentanilo contaminado ya huele —literalmente— mal.

¿Quién investiga a los que deberían estar protegiendo vidas?

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