Exclusivo de Diario Gran Argentina
De inquilina a referente: la historia detrás de Ludmila la "abogada de alquileres"
16 de Noviembre de 2025
Ludmila Victoria Mazzoni Amado, conocida en el mundo digital como la abogada de alquileres, construyó un espacio de referencia para miles de inquilinos a partir de una experiencia profundamente personal. Su recorrido comenzó cuando, siendo estudiante de Derecho y también inquilina, atravesó situaciones injustas que la hicieron sentir desprotegida. En ese camino descubrió que existían organizaciones y grupos de inquilinos, pero notó un vacío evidente: no había profesionales dedicados exclusivamente a defender sus derechos.
Ese hallazgo la impulsó a actuar. Primero, de manera artesanal, comenzó a compartir información legal básica a través de listas de difusión de WhatsApp. Con el tiempo y especialmente durante la pandemia —etapa marcada por sucesivos cambios normativos en materia de alquileres— sintió la necesidad de llegar a más personas.
Trasladó entonces su tarea a Instagram (Casi 100.000 seguidores), donde empezó a explicar de forma clara y accesible la Ley de Alquileres y sus actualizaciones. Allí fue encontrando cada vez más historias de abusos, dudas y situaciones confusas. La falta de difusión y la ausencia de claridad hacían que la indefensión creciera.
Así nació @abogadadealquileres, una comunidad dedicada a comunicar derechos y obligaciones de quienes alquilan. Desde ese espacio, Ludmila impulsó asesoramientos grupales gratuitos, la creación de e-books descargables en cualquier momento y contenido educativo tanto en la página web como en plataformas audiovisuales como YouTube y TikTok.
Todo se consolidó con un objetivo central: que cada persona supiera qué herramientas existen para enfrentar situaciones injustas en el mercado de alquileres.
Su labor no se limitó a las redes. También participó en centros culturales y vecinales ofreciendo asesorías gratuitas, colaboró con radios comunitarias para difundir información y acompañó a quienes necesitaban orientación en momentos críticos.
Para ella, la defensa de los inquilinos se transformó en una forma de acompañamiento social más que en una actividad profesional. Incluso decidió formarse como administradora de consorcios para poder explicar con claridad el funcionamiento de las expensas, un tema que consideraba poco transparente y fuente frecuente de abusos.
En un contexto donde los cambios normativos dejaron a los inquilinos más expuestos que antes, y donde los precios, las expensas y la falta de regulación agravan la situación cotidiana, el trabajo de Ludmila se volvió aún más necesario.
Su comunidad continúa creciendo y su misión sigue siendo la misma: que ninguna persona atraviese su camino como inquilina sintiéndose sola, confundida o desamparada.
La vida encuentra sentido cuando lo aprendido se convierte en ayuda para alguien más.
