Científico y militar
China y un centro astronómico en Chile que genera dudas
19 de Mayo de 2025

Se trata de un proyecto para desarrollar un centro astronómico al que China le daría al equipamiento instalado en Chile un uso dual es decir científico y militar
Según informó el sitio de noticias www.elarchivo.com Se trata de un proyecto para desarrollar un centro astronómico al que China le daría al equipamiento instalado en Chile un uso dual es decir científico y militar.
El Parque Astronómico Cerro Ventarrones, ubicado a 90 kilómetros al sureste de Antofagasta, Chile, surgió como una iniciativa conjunta entre la Universidad Católica del Norte (UCN) y el Observatorio Astronómico Nacional de China (NAOC).
El proyecto contemplaba la construcción de un complejo científico con telescopios de alta precisión, un centro de educación astroturística y un auditorio abierto al público. La ubicación estratégica del cerro, con un 85% de noches despejadas al año y a 2.800 metros sobre el nivel del mar, lo posicionaba como un sitio ideal para la observación astronómica. La iniciativa pretendía transformar esta cumbre en un polo estratégico para la ciencia, la educación y el astroturismo.
El origen formal del proyecto se remonta a 2016, cuando la UCN y el NAOC firmaron un Memorándum de Entendimiento para convertir al Cerro Ventarrones en un sitio astronómico de alto nivel. A partir de allí, comenzaron gestiones académicas, científicas y logísticas que culminaron en 2023 con el lanzamiento oficial de las obras.
La colaboración binacional entre Chile y China se encuadró dentro de la creciente cooperación científica entre ambos países. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) y el Gobierno Regional de Antofagasta contribuyeron en la etapa inicial con la pavimentación de la ruta de acceso.
No obstante, el proceso de instalación avanzó con escasa discusión pública sobre el alcance del convenio, lo que posteriormente se convirtió en objeto de controversia. La instalación de un telescopio de alta precisión en la cima del cerro fue el punto crítico que encendió alertas.
¿Qué implica esto para la soberanía y seguridad nacional de Chile?
En abril de 2025, el proyecto fue puesto en revisión por el gobierno chileno, luego de presiones diplomáticas de Estados Unidos, que advirtieron sobre la posibilidad de un uso dual (científico y militar) del equipamiento chino instalado en suelo chileno. La Cancillería chilena abrió una investigación sobre los términos del convenio y congeló temporalmente el avance de las obras.
Estados Unidos habría expresado que ciertos instrumentos astronómicos, como telescopios con capacidad de seguimiento preciso de objetos, podrían ser usados para monitorear satélites o ensayos de misiles, abriendo la puerta a una potencial militarización del proyecto bajo cobertura científica.
Ante esto, China negó categóricamente cualquier intención militar y denunció la intervención estadounidense como un intento de obstaculizar la cooperación internacional en ciencia. El embajador chino en Chile, Niu Qingbao, enfatizó que el proyecto es "puramente científico" y señaló que iniciativas similares se desarrollan con normalidad en otros países.
Por su parte, la UCN defendió el proyecto, asegurando que se ajusta completamente a la institucionalidad nacional, y que se han respetado todos los procedimientos legales y técnicos. La universidad remarcó que su objetivo es formar profesionales chilenos y contribuir al conocimiento del universo desde una perspectiva regional.
Este episodio se enmarca en un patrón más amplio de expansión de infraestructura espacial china en América del Sur, donde Beijing ha desplegado una red creciente de estaciones satelitales terrestres con potencial uso dual. En Argentina, China opera la Estación Espacio Lejano en Neuquén, inaugurada en 2017, tras un contrato de cesión de casi 500 hectáreas por 50 años.
Administrada por la China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), vinculada directamente al Ejército Popular de Liberación (EPL), esta estación opera antenas de 35 y 13,5 metros en bandas S, X y Ka. En Chile, la presencia de China se remonta a la Estación Satelital de Santiago, en los Andes, donde CLTC operó dos antenas C-band en convenio con la Swedish Space Corporation (SSC) hasta 2020, cuando Suecia decidió no renovar el contrato debido a sospechas de espionaje en otras instalaciones similares, como la estación de Kiruna en el Círculo Polar Ártico.
En Venezuela, China fue clave para el desarrollo del programa espacial nacional, construyendo la estación satelital El Sombrero, ubicada dentro de la base aérea Capitán Manuel Ríos, como parte de un acuerdo con la empresa estatal China Great Wall Industry Corporation (CGWIC), subsidiaria del conglomerado militar CASC.
Más recientemente, en Argentina, la empresa Emposat, asociada a la Academia China de Ciencias, anunció la construcción de una nueva estación en Río Gallegos, destinada a alojar entre cuatro y seis antenas para expandir la cobertura orbital en el extremo sur del continente.
Estos desarrollos reflejan una estrategia coordinada por parte de Beijing para consolidar su presencia en el hemisferio sur a través de infraestructura crítica de doble uso, bajo el paraguas de la “Fusión Militar-Civil” impulsada por el presidente Xi Jinping. Si bien estas instalaciones cumplen funciones clave en misiones científicas —como en el caso de la sonda lunar Chang’e 4—, su opacidad operativa y control militar despiertan crecientes preocupaciones sobre sus implicancias en términos de seguridad e inteligencia estratégica regional.
Entre ciencia y geopolítica
El caso Ventarrones pone sobre la mesa un debate crucial sobre la soberanía tecnológica y científica en un mundo marcado por la competencia geopolítica entre grandes potencias. Aunque Chile ha sido históricamente un país receptor de telescopios internacionales (como los proyectos europeos en Paranal y Armazones), la presencia china adquiere una connotación especial en el actual contexto global.
La falta de transparencia inicial y la velocidad con la que se aprobó el convenio entre la UCN y China podrían haber debilitado los mecanismos de control y evaluación de impacto estratégico. Además, la falta de participación activa del Congreso Nacional en este tipo de acuerdos levanta interrogantes sobre los mecanismos de gobernanza científica y su alineación con la política exterior del país.
¿Qué desarrollo se quiere hacer?
El proyecto contempla tres fases de desarrollo que avanzan progresivamente en escala e infraestructura. La primera fase consiste en la construcción del Campamento Base, que incluirá áreas de trabajo científico, dormitorios, servicios generales y espacios seguros para el resguardo de equipamiento tecnológico; esta etapa está diseñada para acoger tanto a investigadores de la UCN como a colaboradores externos.
La segunda fase prevé la implementación de proyectos científicos en más de 30 lotes de terreno, cada uno de aproximadamente 2.500 m², destinados a albergar instalaciones especializadas de apoyo a los futuros telescopios.
Finalmente, la tercera fase contempla la instalación de telescopios de gran tamaño en la cima del cerro, así como la creación de un complejo de infraestructura para su operación, mantención y uso continuado como centro de investigación astronómica de referencia internacional.
La visión original era crear un laboratorio astronómico avanzado, complementado con una oferta educativa para estudiantes de física y astronomía de la UCN, y con proyección hacia el astroturismo regional. Entre los proyectos previstos se incluía el TOM (Transient Objects Monitoring), un sistema de monitoreo de objetos transitorios en el cielo, liderado por el Dr. Zhenyu Wu del NAOC.
Además, el parque aspiraba a fomentar el desarrollo tecnológico en áreas como energías renovables, manejo de recursos hídricos y formación científica, insertando a Chile en una red global de observación astronómica.
El futuro del Parque Astronómico Ventarrones es incierto. La comisión interministerial encargada de revisar el convenio aún no entrega un veredicto definitivo, pero diversas fuentes anticipan que se buscará redactar un nuevo acuerdo bilateral, con mayores garantías para la soberanía nacional y limitaciones explícitas al uso del equipamiento.