Crisis
Juicios lentos y tribunales en ruinas: la Justicia penal platense, en estado de abandono
26 de Septiembre de 2025

En la ciudad, los edificios que albergan al fuero penal bonaerense enfrentan una profunda crisis edilicia, laboral y operativa, mientras que el anunciado proyecto de un nuevo Polo Judicial parece, por ahora, una promesa lejana.

En el edificio de tribunales ubicado en calle 8 entre 56 y 57, la fachada mantiene cierta solemnidad, pero al ingresar se observa otra realidad: techos deteriorados, paredes descascaradas, baños inutilizados, pasillos con olor a humedad y salas de audiencias sin ventilación ni aire acondicionado. Los sanitarios están fuera de servicio desde hace años, varios mingitorios no funcionan y los insumos básicos, como jabón o papel higiénico, son escasos. Incluso los magistrados deben recurrir a otras dependencias para acceder a un baño en condiciones.
Durante el verano, la falta de aire acondicionado convierte las audiencias en una experiencia sofocante, y en invierno las ventanas rotas dejan pasar el frío. A esto se suma la falta de espacio físico y de personal: muchos tribunales orales funcionan sin jueces titulares, lo que obliga a quienes sí están en funciones a asumir múltiples causas de manera simultánea. Los expedientes se acumulan, las audiencias se suspenden por problemas de infraestructura eléctrica o conectividad, y las causas que deberían resolverse en meses se prolongan por años.
La construcción de un Polo Judicial en los terrenos de los extalleres ferroviarios de Los Hornos fue anunciada como parte de una ciudad administrativa, con el objetivo de concentrar dependencias y aliviar la carga del centro platense. Sin embargo, hasta el momento no hay plazos concretos, compromisos financieros ni fechas definidas para el inicio de las obras. El proyecto, en el contexto actual, parece más una utopía que una solución inminente.
La crisis no es solo estética: afecta de manera directa a víctimas, acusados, testigos, abogados y funcionarios judiciales. Los retrasos socavan la confianza en el sistema, las malas condiciones edilicias atentan contra la dignidad de quienes lo transitan y la sobrecarga laboral compromete la calidad del servicio de justicia.
