Exclusivo de Diario Gran Argentina
No pega una: la salteña Emilia Orozco va de mal en peor y hace quedar mal a Milei
15 de Septiembre de 2025

La diputada nacional María Emilia Orozco, pieza de recambio de La Libertad Avanza en Salta y flamante candidata a senadora nacional (aunque todavía le resten dos años de mandato en Diputados) acaba de recibir un cachetazo institucional que difícilmente pueda barrer bajo la alfombra: la Universidad Nacional de Salta la declaró persona no grata.
Esta diputada Emilia Orozco, denunciada por quedarse con el 10% del sueldo de los empleados de la Anses en Salta, está involucrada con Alfredo Olmedo y además era la que encubría a Pablo López, el concejal que tuvo que renunciar por violín. Más sucia no podés estar hermana. pic.twitter.com/rs5EhPFK0t
— Todo Negativo (@TodoNegativo) September 5, 2025
Sí, la misma universidad donde ella misma cursó estudios terminó repudiándola por su rol errático, negligente y funcional al silenciamiento de voces críticas.
Un bochorno que pinta de cuerpo entero la hipocresía del espacio libertario salteño.
El detonante no fue un capricho académico partidario, como podría ser dada la politización de la casa de estudios, sino un cúmulo de desidias. Es importante entender que Emilia Orozco preside la Comisión de Libertad de Expresión en la Cámara Baja nacional.
Una responsabilidad enorme en un país donde la libertad de prensa siempre estuvo en disputa. Sin embargo, esa comisión lleva más de un año sin reunirse, ya que la joven libertaria no llama a reunión.
La última convocatoria fue apenas un amague, sin quórum y sin presidenta, porque la diputada estaba demasiado ocupada con la campaña en Iruya como para hacerse cargo de su tarea institucional.
Ausente con aviso: primero la campaña electoral, después (aunque en realidad nunca) la defensa de los periodistas, que es su principal trabajo si se tiene en cuenta el cargo que ostenta.
Pero lo que colmó la paciencia de la UNSa fue el combo completo. Orozco no sólo dejó en coma autoinducido a la comisión que debería ser guardiana de la expresión, sino que además votó en línea con Javier Milei para sostener el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario.
Esa decisión golpeó directamente a la universidad pública que ella misma transitó sin poner un solo peso, negando fondos esenciales en un contexto de ajuste brutal. Un acto de deslealtad política y académica, casi una traición a su propia formación.
Y por si algo faltaba, cuando estalló el escándalo de los audios de Karina Milei (la todopoderosa hermana presidencial) la diputada salteña miró para otro lado. En lugar de defender a los periodistas hostigados, eligió el silencio cómplice.
La misma que debería levantar la voz frente a la censura prefirió callar, como si no llevara la banda de presidenta de la comisión de Libertad de Expresión.
María Emilia nunca se enteró del rol que le correspondía y para el que había sido elegida, ella jamás dejó de hacer campaña, la campaña más cara de la historia, y con la nuestra.
Así, la resolución del Consejo Superior de la UNSa fue categórica: Orozco queda inhabilitada para recibir títulos honoríficos o reconocimientos de la casa de estudios. Pero más allá de lo simbólico, lo que pesa es el mensaje político: la universidad pública la repudia, denuncia la censura previa ejercida desde la cúpula libertaria y respalda a los periodistas que fueron perseguidos y hostigados.
El contraste es evidente: mientras la academia defiende la libertad de expresión, la diputada que debería garantizarla se esconde detrás de la conveniencia partidaria y los poderosos intereses económico que juegan detrás de ella.
Orozco podrá seguir caminando los pasillos del Congreso con su banca bajo el brazo y soñando con una banca más grande en el Senado, pero la marca de este repudio no se borra fácil.
Ser declarada persona no grata en tu propia universidad es un baldón que ni la obediencia debida al clan Milei puede maquillar.
En definitiva, Orozco es la síntesis perfecta de la decadencia libertaria: discursos altisonantes de libertad, pero prácticas de censura y servilismo; promesas de cambio, pero ausencias prolongadas y complicidades vergonzosas.
Y lo más obsceno: pretende ascender un peldaño más en el poder sin haber cumplido con la tarea que ya tenía. El repudio de la UNSa es apenas un reflejo de lo que tarde o temprano va a pasar en las urnas.